Fotografía contemporánea por Francisco González Fernández.

Abd Doumany «Douma’s Children»

Vivimos una época de incertidumbres y de sobresaltos. Un tiempo en que el que la verdad ha perdido su valor y prácticamente ha desaparecido de nuestras vidas para ser sustituida por una especie de cuasiverdad que se nutre exclusivamente de falsedades y mentiras, cuya presencia y virtualidad cotidiana se propaga a través de las redes sociales e internet a una enorme velocidad exponencial hasta que se convierte en algo irrefutable.

En este contexto, el individuo indaga a través de dichas redes y busca, no tanto la información, como el reforzamiento de sus propias ideas. A base de no creer en nada ni nadie ya sólo se cree en lo que se lee en twitter, facebook, whatsapp o telegram (por citar algunas de dichas plataformas) y eso lo saben muy bien los departamentos de comunicación de la política y de los políticos (en caso de duda preguntar a la oficina de comunicación de Trump) quienes inventan a diario gigas y gigas de desinformación, rumores y falsedades que propagan por los media digitales y las propias redes.

Hace unos días en una grata velada con Francisco Aznar, Johan Swinnen y Francisco Acosta disertábamos acerca de la naturaleza de lo fotográfico hoy en día y Swinnen nos hacía notar el fuerte renacimiento actual de la fotografía documental.

Partiendo de la enorme vinculación histórica de la fotografía al concepto de verdad, les exponía una justificación para tal resurgimiento y teorizaba acerca del rol que la misma debería desempeñar en los momentos actuales.

De esta manera, les expresaba que en una época de crisis social, económica, política y de valores, como la actual, el documento fotográfico, en tanto paradigma histórico de la verdad y de la representación de la realidad, era la última esperanza que les quedaba a quienes se enfrentaban y criticaban el actual estado de las cosas.

Pero, a la vez, también les hacía notar que más allá de la representación de la realidad, en tanto mundo exterior, hoy día, a la fotografía le correspondía la obligación y necesidad de representar lo real, esto es, el mundo interior del ser humano y ello, a lo mejor, como la única manera de enfrentarse a la cuasiverdad.

Hace tiempo que no puedo entender la fotografía sino a través de dos maneras, o bien como representación de la realidad (mundo exterior) lo que supone en la actualidad un ejercicio de crítica social, o bien como representación de lo real (mundo interior) lo que vendría a significar cualquier forma de narrativa o poética humanista, en definitiva no se trataría más que de dos maneras de percibir la misión que le debe corresponder a la fotografía en tanto modo de expresión contemporánea.

Por todo ello, y aún respetando cualesquiera otras formas de entenderla, finalmente les decía a mis contertulios de velada que me resultaba imposible no percibir la fotografía como una forma de lucha frente a la batalla que estamos librando contra el neoliberalismo ultranacionalista que se expande por todo el mundo.

Douma’s Children es una serie fotográfica que obtuvo el segundo premio en el apartado General News del Worldpressphoto 2016 y pertenece al fotógrafo sirio Abd Doumany (Damasco, 1991)

En ella nos muestra el dolor y el sufrimiento que soporta la población de la ciudad de Douma y, especialmente, el que padecen las niñas y niños que aún viven en ella mientras es permanentemente bombardeada por las tropas del gobierno sirio.

Foto portada y fotos: de la serie Douma’s Children de Abd Doumany