Lo dicen las personas inteligentes, algunos premios nóbeles, los buenos historiadores y quienes de una u otra manera estamos al otro lado del «muro». Extinta la Unión Soviética, caído el Muro de Berlín (qué poca memoria tiene Angela Merkel), desaparecidos en «combate» comunistas y sindicatos y convertidos al edén del oro los propios chinos ¿quién queda para enfrentarse al capital?
Nos han desposeído de derechos económicos y sociales conseguidos a lo largo de años y años de esfuerzo y negociación, derechos que de una forma u otra ponían a raya las ansias insaciables del capitalismo.
Hemos perdido nuestros ahorros, nuestro sueldo, nuestra cobertura sanitaria y asistencial, nuestra educación, nuestro trabajo y, dentro de poco, nuestras pensiones. Hemos perdido, ni más ni menos, que nuestro futuro.
No importa que nuestro material escolar sea el más caro de Europa, al igual que la gasolina, el transporte, la ropa, los electrodomésticos, la cesta de la compra, los pisos, los alquileres, el teléfono, el agua, la luz ….y aunque pensábamos que ya no quedaba mucho que el capital pudiera quitarnos, pues se ha decidido que tampoco tenemos derecho a ser cultos, que eso también está reservado para unos pocos elegidos (¿los señores y sus vasallos?, que o pagamos un 21% más de impuestos o no hay arte, cine, teatro , música…en definitiva, cultura. Es la frontera que quedaba por traspasar, pues esquilmados los recursos materiales de los ciudadanos, se han internado en todo aquello que engrandece nuestro espíritu.
No quieren que sigamos siendo ciudadanos, quieren que no formemos parte de la gente (definición de plebe en la Antigua Roma) o acaso que nos convirtamos en siervos feudales, aquella clase social que gozando de algunos derechos quedaba sometida al Señor Feudal en condiciones próximas a la esclavitud (¿tal vez no serán los primeros siervos del Nuevo Estado los parados que deberán repoblar y limpiar los montes quemados?)
La Historia siempre vuelve, de una manera u otra, girando siempre entorno a las mismas ideas y conceptos, adaptándose a unas circunstancias u otras, si no vean:
“El presupuesto debe equilibrarse,
El Tesoro debe ser reaprovisionado,
la deuda pública debe ser disminuida,
la arrogancia de los funcionarios públicos
debe de ser moderada y controlada,
y la ayuda a otros países debe eliminarse
para que Roma no vaya a la bancarrota.
La gente debe aprender nuevamente a trabajar,
en lugar de vivir a costa del Estado.”
Marco Tulio Cicerón, Año 55 a. C.
Aunque a mi, particularmente, me interesa esta otra cita:
Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? Quam diu etiam furor iste tuus nos eludet? Quem ad finem sese effrenata iactabit audacia?
(¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura tuya seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada audacia tuya?)
Foto portada: Simon Norfolk