Existen, cada vez más, personas que se toman las cosas a la tremenda con demasiada frecuencia y sin tener el más mínimo sentido de la humildad y de la empatía, cualidades éstas últimas que brillan por su ausencia si nos sumergimos en el proceloso océano de las redes sociales.
Tengo una edad ya en la que el mundo de las certezas no alcanza sino a ser ya una bonita quimera, pues la realidad se ha hecho tan compleja que no alcanzamos a ver ni lo que resulta evidente, ni lo que el sentido común nos demanda.
Pero si hay algo en toda esta ceguera que sobre todo me sobrecoge y perturba no es otra cosa que la ignorancia. Una ignorancia que no sólo afecta a la falta de conocimientos, sino que aqueja también al hecho de emitir opiniones gratuitas y desmesuradas, o a la ausencia de cotejo de la realidad, o a la inexistencia de una participación afectiva en la realidad que afecta a otras personas.
Nos hemos olvidado de la perspectiva, del punto de vista como herramienta y forma de considerar algo, de ponerte en lugar de los demás y muchos piensan y creen que la existencia solamente se rige por sus propios designios sin que deban importarles los de los demás.
La obra fotográfica de Bernhard Lang (1970, Alemania) es un paradigma y un canto a la perspectiva. Una manera de mostrarnos que cuando enfocamos la vida desde distintos puntos de vista podemos encontrar nuevos mundos y universos, nuevos relatos e historias, nuevas realidades que estaban ante nosotros pero que no alcanzábamos a ver por la ceguera que nos imponemos.
Recuerdo, siendo joven, una frase que mi padre solía repetirme de vez en cuando y que decía «en la vida no juegues al ajedrez siempre con blancas, juega también con negras»
Dedicado a: @abrelatas
Agradecimientos: @rubendíaz
Foto de portada: de la serie Mar de Plástico de Bernhard Lang
Fotos: de las series Fish Farms, Versilia, Carrara, Manila y Tulip Fields de Bernhard Lang