La discriminación es como una mancha de aceite que una vez extendida resulta muy difícil de quitar. Su presencia no sólo se limita a las diferencias de clase social, sino que tiene su expresión en una pluralidad de aspectos entre los que cabría destacar la lengua, el dialecto, la raza, la religión, el estatus económico, la cultura o el origen étnico.
En el año 2015 (sí 2015) el gobierno Mexicano finalmente reconoció a 1,38 millones de afro-mexicanos que hasta ese momento existían sin un reconocimiento social y oficial, viviendo, en mayor medida, en los márgenes de la sociedad mexicana.
La serie Diáspora:Costa Chica (realizada en las poblaciones de Costa Chica, El Azufre y Chacahua) de la fotógrafa franco-danesa Cécile Smetana Baudier supone un reportaje personal y subjetivo que viene a poner de manifiesto la existencia de esta minoría étnica de mexicanos descendientes de africanos, que viven estigmatizados por su color de piel y de la que se desconoce tanto lo relativo a su historia y su cultura, como su implicación en la historia general de México, un país que idealiza sobremanera todo lo que suponga una «estética occidental» y la mirada blanca europea cuya manifestación suprema se expresa insistentemente en las tele-novelas mexicanas.
Por otra parte, esta obra de Smetana pone en evidencia, además, que la discriminación no es patrimonio exclusivo de uno u otro país o de una u otra sociedad, sino más bien una lacra, una imperfección que existe en cada ser humano que no deberíamos dejar arraigar en ninguno de nosotros y nosotras.
Foto portada y fotos: de la serie Diáspora: Costa Chica de Cécile Smetana Baudier