Seguimos confinados. Encerrados en casa. Con los teléfonos sobrecalentados de tanto hablar o viéndonos a través de videollamadas (aquellos que tienen la posibilidad de hacerla). Las calles están vacías y los parques, los museos, las galerías de arte, los cines o los teatros están cerrados, pero seguimos consumiendo cultura como mejor podemos, por la televisión, por la internet (quienes la tienen) o desde los balcones.
Nuestros dispositivos se convierten en escenarios, salas y pantallas digitales que nos consuelan, nos confortan, nos ayudan a leer, oir, ver y sentir la creatividad, el arte, la literatura, la música, lo audiovisual… la cultura en definitiva.
Seguimos con miedo, con temor por nosotros, por nuestras familias, por nuestros amigos, por todos los demás y por el futuro. Ansiosos, desasosegados, nerviosos pero manteniendo una cierta calma. Necesaria. Y, en estas, llega el responsable del sector y dice que de ayudas nada, que una vida vale más que el cine. Sin duda, mi querido Watson, pero esa no es la cuestión.
Llevamos mucho tiempo, muchos años, muchas décadas siendo el patito feo del cuento. Desde la llegada de la democracia. Seguimos siendo los que cobran poco, cuando no se nos pide que sea gratis. Los que cobran mal y tarde, cuando cobramos. Los que soportamos elogios, discursos y buenas palabras que no son más que utilería. Los que parece que no necesitan comer o dar de comer a sus familias. En fin, los de siempre.
De nuevo la misma o peor pesadilla que la del 2008, pero esta vez con menos opciones pues no podemos salir de casa o marcharnos a buscarnos la vida, a buscarnos el pan para nuestras hijas e hijos. En España hay 122.673 empresas culturales en distintos y variados sectores. El 7,2% de ellas con más de 6 trabajadores/as, el 0,6% con más de 50 trabajadores/as y el 92,2% restante son empresas de 1 a 3 trabajadores/as. ¿Se entera usted señor encargado de la gestión del sector?
Seguimos sin desarrollar el Estatuto del Artista. Seguimos sin tener una fiscalidad adecuada a nuestra realidad. Seguimos sin contar con una verdadera Ley de Mecenazgo apropiada para los intereses del país y de todas las empresas. Seguimos soportando concursos públicos amañados para los colegas o para quienes hacen bajas temerarias. Seguimos sin un Presupuesto Nacional que genere capital acorde con la productividad del mundo de la cultura. Seguimos sin una línea ofical de créditos blandos para aquellas empresas que los necesiten.
La cultura es hoy un conglomerado de creadoras/es, productoras/es, gestoras/es, músicas/os, actrices/actores, artistas, escritoras/es, poetisas y poetas, en fin… un largo número de gentes vinculadas a ella.
A lo largo de la historia han existido y existen muchas definiciones de lo que es la cultura pero, para mi, no existe otra que esta: La Cultura es libertad, la libertad que garantiza y asegura la democracia.
Ya suena raro que estas mismas palabras las diga la Ministra de Hacienda y no el Ministro de Cultura. Cuídense.
Foto portada y fotos: Autorretratos del fotógrafo Frédéric Grimaud realizadas durante el confinamiento.
Via: L’Oeil de la Photographie
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