Fotografía contemporánea por Francisco González Fernández.

El Umbral

El punto en que un estímulo ocasiona una transmisión de un impulso nervioso, se denomina umbral. Esta última explicación se conoce como la ley del todo o nada.

La gran pregunta que nos hacemos muchos es si de verdad vamos a aprender algo de esta pandemia. Si de verdad seremos capaces de percibir que estamos en una encrucijada que nos puede permitir crear un mundo nuevo. Tener una existencia en armonía con los demás y con la naturaleza. Ser capaces de revertir los sinsentidos y sinrazones que nos han traido hasta aquí. O por el contrario, si vamos a continuar como si no hubiera pasado nada, en una carrera desesperada y frenética hacia adelante y sin saber a dónde vamos. Es todo o nada.

Continúa el confinamiento. Son ya seis semanas de estar en casa tratando de que nuestra vida se parezca a lo que ya nunca más será igual. No creo que sea fácil para nadie. Ni para quienes vivimos encerrados, ni para quienes prestan servicios esenciales, ni para quienes tienen que tomar las decisiones que nos recluyen.

Este fin de semana, por fin, han podido salir las niñas y los niños. No cabe la menor duda que sin precedentes, sin experiencias previas y con muchas incógnitas y dudas esta decisión no ha sido simple de adoptar, pero sí que lo acontecido nos debería permitir pensar y reflexionar en cuestiones adyacentes a la infancia que son importantes y que afectan al conjunto de nuestra sociedad.

Nuestras niñas y nuestros niños merecen y necesitan un tratamiento diferencial en nuestra Constitución y en nuestras leyes. Urge ver reflejados en la legislación sus derechos de una manera inequívoca, explícita y adecuada, porque no es posible que en una situación como esta tengan menos atención y dedicación que nuestras mascotas.

Vamos a necesitar de una nueva perspectiva, de nuevos compromisos en los que la cultura, la educación, la sanidad, la investigación, el deporte no comercial, la formación ética, el trabajo en equipo, formen parte -irrenunciablemente- de los derechos de todos y, sobre todo, de la infancia.

 

Si la humanidad es dueña de la posibilidad de superar para siempre la miseria, la enfermedad, la ignorancia, ¿por qué no cruza el umbral?

 

Foto: El Umbral  CC by-sa-nc Paco González