Vivimos en un permanente y agobiante ciclo de consumo y en un sistema de mercado que exige producir bienes sin cesar que tenemos que comprar, gastar, comer y beber. Bienes, además, cuya elaboración o fabricación se hace con costes y salarios muy bajos para que sean competitivos frente a otros, lo que provoca desigualdades y la explotación de seres humanos de todas las edades y género.
No se trata ya de que aceptemos o no la existencia de la obsolescencia programada de todos esos bienes, sino que todo ello concierne, esencialmente, a la pérdida de otorgar valor a lo que tenemos y a lo que somos, como si tuviéramos constantemente que renunciar a las creencias y principios que nos confieren nuestra condición de seres humanos y seres inteligentes para convertirnos en unas marionetas en manos de ese mercado.
Los bienes y las cosas se estropean, se dañan y se destruyen, pero en la tesitura actual no hay peor ruina, no hay peor decadencia, infortunio y caimiento para una persona que cuando olvida su propia condición de ser humano, cuando prescinde de una relación acorde con los demás y con la propia naturaleza que le acoge.
Hace unos años Guillem Vidal (1955, Barcelona) presentaba su serie L’oblit del joc ( El olvido del juego) que en estos días que vivimos me ha parecido de los más vigente y oportuna, pues sus imágenes nos encaran ante nuestro propio extravío y ante la desolación de una memoria perdida que nos impide evocar que hubo un tiempo en el que nos entregábamos a la vida y a sus vicisitudes con una mirada limpia y con una actitud generosa y alegre. No importa que perdamos la niñez entre los pliegues de nuestros recuerdos. Importa que perdamos ese espíritu infantil que nos hacía vivir y afrontar el mundo con entusiasmo y optimismo.
El silencio y la soledad de estos espacios no solo son el testimonio del paso del tiempo y el reclamo que la naturaleza hace de sus territorios y lugares, son también una llamada a rescatar de nuestra memoria ese espíritu perdido de la niñez, esa esencia interior que nos hizo superar todas las dificultades a las que nos enfrentábamos.
Foto portada y fotografías: de la serie L’oblit del joc de Guillem Vidal
http://guillemvidal.com/ Instagram: @guillemvidalphoto
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