De un tiempo a esta parte nada resulta lo que es, ni siquiera es lo que vemos, oímos o leemos y en esas estamos hora tras hora, día tras día, en plena ceremonia de la confusión, sin saber muy bien qué hacer, dónde ir, qué acordar o qué pensar.
Nos deslizamos por el tiempo sin apenas tener un instante de calma para reflexionar, meditar, saber quienes somos y quienes son los demás, qué deseamos y desean, qué anhelamos y anhelan, qué ansiamos y que ansían.
Irene Cruz (Madrid, 1987) nos invita a mirar en lo más profundo de cada uno de nosotros, tal y como ella misma hace. Nos invita a imaginar, a sentir, a estar, a descubrirnos.
Sus fotografías son un modo de introspección en el que la mujer (universal y sin rostro, a veces su autorretrato) se convierte en la protagonista de un universo en el que encajan, como piezas de un puzzle, el ser humano y la naturaleza, la naturaleza y el ser humano.
¿Quiénes son aquellas musas que me llevan al vacío? De repente vuelven solas tras el tiempo de morir desde el tedio de mí misma. El lugar en donde habito soy yo misma. Soy un bosque a verdiazules saboreando la neblina. Un latido. Por vosotras baile y notas, que traducen la caricia del hambre de incendios y fugaces cicatrices, en las flores que hoy nos visten. Hábitat es donde inspiran, el reflejo de mi sangre. Soy vosotras: la mirada conocida. Desde adentro me proyecto, y me invento un parapeto tan eterno que me obliga a desprenderme del miedo con la luz de cada día. Christian Chávez
Foto portada y fotos: de la serie The Muses de Irene Cruz