Fotografía contemporánea por Francisco González Fernández.

Joan Fontcuberta : el artista de la duda

Joan Fontcuberta (Barcelona,1955) dedica una actividad intensa y diversa a la fotografía como artista, docente, crí­tico y comisario de exposiciones. Cofundador de la revista Photovision (1980) ha colaborado en múltiples revistas especializadas del mundo del arte y de la imagen. Promotor de diversas manifestaciones como la Primavera Fotográfica (1982), ha sido director de los Rencontres Internationales de la Photographie de Arles (1996) y sus obras se encuentran en las más importantes colecciones públicas y privadas del mundo. Ha recibido numerosas distinciones, entre las que destacan el Chevalier de l’Ordre des Arts (Francia) y el Premio Nacional de Fotografía (España). Entre sus publicaciones sobresalen dos libros de ensayos: El Beso de Judas. Fotografía y Verdad (Ed. Gustavo Gili, 1997) y Ciencia y fricción. Fotografí­a, Naturaleza, Artificio (Ed. Mestizo, 1998).

La obra de J.F., aunque controvertida, no deja nunca de fascinarnos mostrándose su autor, a lo largo de las últimas décadas, como un prestidigitador que no cesa de sorprendernos. Sus trabajos utilizan la ficción como instrumento con el que analizar la realidad y tienen un marcado carácter epistemológico: “para mi la fotografía es la base de la comunicación audiovisual moderna, es una especie de metafísica del cine y de la televisión”.

En la mayoría de sus series acude a temas relacionados con disciplinas científicas como la botánica ( Herbarium ), la zoología ( Fauna ), la astronomía ( Constelaciones ), la astronáutica ( Sputnik ), la geografía ( Orografemas ) o bien a la historia del arte y la museología ( El artista y la fotografía ), la arqueología ( Sirenas ), la seguridad ( Securitas ) o la geología ( Orogénesis ). Disciplinas o temas todos que le sirven de soporte para realizar una tarea de deconstrucción de la realidad al explorar el anverso y reverso de lo real y sus apariencias: “lo que desencadena cada uno de mis proyectos es una idea, un concepto”.

Todo su trabajo artístico y teórico reflexiona -con carácter general- sobre cuestiones de representación, conocimiento, memoria, verosimilitud, ambigüedad y trompe-l’oeil explorando el valor documental y la naturaleza narrativa de la imagen fotográfica: “Para mi la fotografía no es sólo técnica, es una cultura de la visión. No es sólo la génesis de la imagen, sino unos valores como son los del testimonio, la huella, la foto como memoria, la tecnología al servicio de la verdad, la posibilidad de fragmentación del mundo”

Si desde sus orígenes la fotografía quedó estrechamente ligada a la ciencia y al proceso industrial, de manera que su vinculación a los procesos mecánicos la dotaba de una naturaleza reproductora de la exactitud y la verdad, y por ello la constituía en una evidencia, Joan Fontcuberta ha dedicado gran parte de su obra a despedazar esta concepción mediante el uso metodológico de la duda y a sabiendas de que en el mundo actual de la comunicación y de la tecnología las apariencias han sustituido a la realidad. J.F. compone una reflexión metafotográfica en la que nos viene a decir que no es conveniente confiar siempre en la ciencia, la historia, el documento, la fotografía: “la duda presupone profundizar, voluntad de comprender y no dejarse manipular por las apariencias”. En esencia la obra de J.F. supone un ejercicio de narración en la que la imagen fotográfica se convierte en una forma de lenguaje con el que podemos acercarnos a la construcción del sentido de lo real a través de la apariencia y de la ficción.

En su última serie, Orogénesis (surgida con motivo del Año Dalí) ha utilizado diferentes cuadros de dicho pintor que han sido sometidos a programas informáticos de creación de planos topográficos en tres dimensiones y que en principio tenían un uso militar y científico, dando como resultado la generación de imágenes a partir de la superficie de los lienzos: “ mi estrategia aquí consiste en engañar al programa forzándolo a interpretar no mapas sino otros paisajes pintados por Dalí, que actúan como fuente. Como estos programas “sólo” saben hacer montañas, valles, lagos, nubes, etc. cualquier input será transformado dentro de ese repertorio limitado de outputs gráficos. En una pirueta típicamente surrealista, como introduciendo el método crítico-paranoico en el corazón tecnológico del ordenador, los sueños de Dalí se reciclan así en paisajes igualmente imposibles, en una parodia de esa naturaleza exuberante que fascinó a los románticos, a Thoreau, a Ansel Adams y a tantos otros. Los resultados de este proceso enfatizan el efecto de equivalencia metafórica con las obras de Dalí entendidas como reliquias de nuestra cultura visual conduciéndonos a una fantasía delirante y barroca: a una serie de paisajes encriptados que exaltan más el kitsch de las tarjetas postales y de los carteles turísticos que la propia naturaleza. Una naturaleza que ya no existe más que como reconstrucción artificial e ilusoria”.

Orogénesis es una invitación a pensar en la idea de que el territorio y el paisaje no sólo se construyen con las leyes de la geología sino que también pueden crearse a través de la arbitrariedad del código y por tanto que pueden tratarse de meras construcciones culturales e ideológicas: “la fotografía no sólo puede estar lejos de la verdad, sino que por el contrario, puede ser precisamente el instrumento que la oculte, que la encubra”