Estamos convirtiendo nuestra convivencia en un laberinto por el que deambulamos desconcertados de un lado a otro sin saber encontrar la salida. En un lugar caótico en el que hemos decidido despreciar la necesidad de construir nuestra vida colectiva sobre la base de la aceptación de nuestras diferencias cualesquiera que sean y tengamos.
Hemos aceptado la falsedad de creer que no es posible la convivencia desde la diferencia y que no es factible cooperar y dialogar desde distintos puntos de vista con el único e irrenunciable objetivo de construir una sociedad mejor, más libre y más justa.
Imbuidos de esa creencia hemos abonado un terreno en el que el populismo, el radicalismo, el clasismo y la xenofobia nos aturden con sus cantos de sirena para hacernos creer que es mejor el pasado que el futuro y para convencernos de vivir como si el tiempo nunca hubiera transcurrido.
La serie Huis clos de la fotógrafa Kathleen Meier (1992, Francia) nos enfrenta a un enigmático e intrigante aislamiento en el que nuestras respuestas tienen que surgir de una mejor compresión de la realidad, de una mayor comprensión de nosostros mismos y de cómo la educación, nuestra cultura y nuestra experiencia pueden conducirnos a una reacción adecuada que nos permita salir del laberinto.
«The disorientation and the lost contact with the outside put us into a physical and mental isolation and can lead us in a conscious or subconscious way to modify, perhaps to alter, our relationship with the external reality. This maze slowly conduct us into a mental illness»
Foto portada y fotos: de la serie Huis clos de Kathleen Meier