En el mundo actual de sobreproducción de imágenes, no son pocos los que opinan que todo está ya fotografiado y que al autor tan sólo le queda la tarea de reciclar las ya existentes. Sin embargo, la fotografía se empeña, una y otra vez, en destacar algunos casos singulares que se enfrentan a la creencia expuesta, para demostrar que a pesar de los géneros y de lo que pueda estar manido un tema, existen obras singulares que transportan al medio hacia nuevos límites que amplían sus perspectivas formales y estéticas.
Las imágenes de las montañas de la serie Still Berge del fotógrafo alemán Michael Schnabel (1966) que hoy les presento, difieren extraordinariamente de los trabajos del género del paisaje que hasta ahora conocíamos, pues no sólo nos exponen una descripción sublime de la inmensidad de las montañas retratadas (los Alpes), sino que, además, se dirigen a crear una pulsión sensorial que nos atrae irremediablemente, alertando no solamente nuestra vista, sino, también, todos nuestros otros sentidos.
«Fotografiar los Alpes bajo mi propia visión fue un proceso creativo que se desarrolló durante años. Un día – o noche más bien – hizo clic. Bajo el cielo oscuro encontré la tranquilidad que durante el día falta en los Alpes. La noche y el silencio dan a las montañas un aura sublime, una sensación de alejamiento y de creación intacta, que me esfuerzo por plasmar en mi trabajo.»
Michael Schnabel
Foto portada: Sasso di Stria, 2003, de la serie Still Berge, Michael Schnabel
Fotos: de la serie Still Berge, Michael Schnabel
- Pasterze, 2010
- Serles, 2003
- Rietzer Grieskogel, 2003
- Schwarzhanskarspitze, 2003
- Sidelhorn, 2003
- Mittaghorn, 2003
- Aiguilles de Chamonix, 2003
- Vermutlich Griesspitze, 2003
- Furka, 2003
- Haunold, 2003
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