Nunca me gustaron las banderas. Ni las guerras. Ni las religiones. Ni las iglesias. Nunca me gustó la alta política. Ni sus agregados. Ni sus derivados. Tampoco me han gustado nunca las desigualdades. Ni las injusticias. Ni los abusos de poder. Ni las razones de Estado.
Nunca he aceptado los expolios. Ni las promesas. Ni sus incumplimientos. Nunca he aceptado la violencia. Ni los intereses económicos, geográficos o estratégicos. No me interesa la historia contada desde un sólo lado. Ni me agrada el pasado o el futuro como razones que impiden el presente. No admito las leyes que benefician a unos pocos a costa de todos los demás, ni he creído nunca en que la razón esté del lado de una sola parte. Ni la verdad. Ni la mentira.
Nunca me ha gustado nada de todo esto, porque nada de todo ello está por encima de la vida y del ser humano.
Hay pueblos y naciones en guerra desde hace siglos, en una suerte de bucle eterno sin fin. Podría decirse que la humanidad lleva toda su existencia solucionando sus conflictos con violencia, dolor y muerte en ausencia de diálogo y de paz.
La serie Gaza forma aparte del proyecto La voluntad de vivir que como explica su autor, Miguel Ángel Sánchez (Madrid, 1977) es «un viaje alrededor del mundo en busca de las personas y de los grupos de población que están luchando para mantener su esencia, su cultura y sus raíces y cuya existencia misma está amenazada debido a razones religiosas, políticas o sociales»
Foto Portada y fotos: de la serie Gaza de Miguel Ángel Sánchez
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