Estamos construidos de contradicciones, vivencias, alegrías, penas, tristezas, felicidades, despojamientos, idas y venidas. Somos ego. Somos nuestro propio álbum de recuerdos en donde habita nuestra vida, la de nuestros seres queridos, la de los cercanos, la de aquellos que nos acompañan en nuestra existencia. En realidad no dejamos de ser una autobiografía en progreso.
La fotografía ha sido un gran instrumento útil para desvelar lo extraordinario de lo normal, lo maravilloso de lo cotidiano, lo impresionante de la vulgaridad. Herramienta insustituible para mostrarnos a nosotros mismos como un libro de memorias en el que se exterioriza nuestra propia biografía o la de otros (como sería el caso del documentalismo.
Diario en el que cada imagen narra, a la vez y al mismo tiempo, una historia posible, real, ficticia.
Gran parte de la fotografía actual se dilucida en torno a la idea de nosotros mismos como yo o como nosotros, contribuyendo a ello el desarrollo exponencial que ha supuesto Internet, el auge de las redes sociales y la incorporación de la cámara fotográfica a todos los dispositivos personales y es en este terreno de lo movible, digital y personal en donde Olivia Bee ( Olivia Bolles, Portland, USA, 1994) nos propone una mirada a la particular intimidad de su vida.
Olivia fue descubierta a la edad de 15 años por la industria comercial y de la moda a través de sus álbumes en Flickr y desde entonces no ha hecho otra cosa que hacer lo que le gusta, hacer fotografías. Fotografías que tienen ese carácter inmediato que poseen las imágenes de las redes sociales, en definitiva, instantáneas emocionales, ingenuas, frescas, espontáneas.
Fotografías que conforman su propio relato, su propia autobiografía, su propio diario vital.
Entrevista: en Vanidad
Foto Portada y Fotos: de la serie Everyday de Olivia Bee
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