Fotografía contemporánea por Francisco González Fernández.

Pedro Morales

Siempre he pensado que la realidad no existe más allá de nuestra propia mirada y que la fotografía es la única que puede pervertir esa noción a través de la ilusión que supone poder volver a mirarla detenidamente.

La vinculación de la fotografía española a la idea de realidad viene desde bastante lejos, podríamos decir que desde la primera etapa de Nueva Lente y desde su evolución hacia el neosurrealismo fotográfico, pues no sin razón, como ya dijera Joan Fontcuberta hace más de treinta años (pero no por ello menos vigente) «para la fotografía, la actitud ante la realidad ha determinado uno de los más claros criterios para distinguir los sucesivos movimientos habidos en la historia de la fotografía».

Para Pedro Morales que expone su obra fotográfica en Terra de Ningú, la realidad que vive hoy en día es aquella que le permite obviar el instante mecánico de la imagen y refugiarse en el proceso que le permite llegar hasta ella a través de su auténtica «construcción». La tecnología en sus manos es una paleta instrumental que le permite «producir» la imagen que aflora a su mente, más que un modo de «repetir» el constructo reproducible del harward.

Imágenes que nos impactan, no tanto por su artificiosidad, como por la belleza nacida de la transformación de lo real en lo ficcional. En realidad, no se hace más que repetir el paradigma contenido en aquella famosa frase de S. Marchán en su ya clásica obra Del arte objetual al arte conceptual: «el arte no evoluciona de un modo autónomo, sino que se inscribe en un momento, en una realidad histórica más amplia, dentro de cuyo marco se comprenderá racional y dialécticamente».

Las imágenes de Pedro Morales -magníficas- son, pura y simple, contemporaneidad.