Fotografía contemporánea por Francisco González Fernández.

Tomás Munita «Rohingya»

En un mundo absolutamente abrumado por la información que a diario se produce a través de innumerables canales de comunicación y, hoy más que nunca, colmatado por la que nos llega a través de las redes sociales, el trabajo de los fotoperiodistas es cada vez más arduo y difícil de transmitir.

En las últimas décadas y con el aumento de las desigualdades sociales y humanas a lo largo y ancho del planeta, la tarea de estos fotógrafos se ha tornado verdaderamente esencial, a pesar de las dificultades expuestas, teniendo que redoblar su esfuerzo por introducir y publicar sus ensayos en los propios medios de comunicación.

No es fácil su labor, antes y al contrario, el suyo es un quehacer extraordinariamente complicado, peligroso y de alto riesgo que, a veces, acaba con sus propias vidas.

El hecho de la migración no se circunscribe a unos pocos países, más bien es un fenómeno global que hunde sus raíces en las enormes desigualdades que se generan entre los países ricos y pobres debidas, en gran medida, a la explotación de los recursos naturales y a la imposición de estrategias geopolíticas de los más poderosos sobre los más débiles.

La etnia musulmana de los rohingyas en Mianmar, que vivía allí desde antes del imperio británico en Asia, es una de las minorías más perseguidas del mundo. Desde 2012, cuando estalló la violencia entre musulmanes y budistas, miles de ellos huyeron y más de 140.000 rohingyas fueron confinados en campamentos de chozas de bambú sin poder salir de ellos, sin derechos, sin ciudadanía, sin agua y electricidad en las chozas, sin apenas alimentos y medicamentos y sobreviviendo gracias a las ayudas de Naciones Unidas y algunas ONGs. Aquellos pocos que aún viven fuera de los campamentos no pueden circular ni moverse de sus hogares sin solicitar un permiso oficial especial.

Según estimaciones, de las propias Naciones Unidas, se calcula que en el primer trimestre de este año más de 25.000 de ellos han huido como migrantes en barcos desvencijados de contrabandistas que vagan por el golfo de Bengala.

La serie Rohingya de Tomás Munita (Chile, 1975) trata de poner de manifiesto esta horrorosa realidad acercándola a nuestras conciencias y es un intento más, por evidenciar, la capacidad que tiene la fotografía para hacernos ver el acontecer diario que existe más allá de nuestra propia cotidianidad.

Ver: The New York Times

Foto portada y fotos: de la serie Rohingya de Tomás Munita

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