Sí, es en estas fechas en donde nos hacemos más conscientes del calendario. Según se mire, para algunos habrá sido un año como otro cualquiera y para otros puede que haya sido un año de pesadilla o de alegrías. Lo cierto es que un año más en el transcurso de nuestras vidas es un tiempo tremendamente individual y personal o, lo que es lo mismo, podría decirse que, en realidad, existen tantos años como personas hay en el mundo, pues el tiempo es algo muy de cada uno y muy particular.
Un año más en el que estas fiestas tan propias de estar en familia y de acordarse de los demás nos cogen casi desprevenidos, sin el lapso que nos permita estar preparados, pensar un poco lo que vamos a hacer o decir, decidir si arrimamos a un lado o no todos los sentimientos acumulados a lo largo de ese período que ahora languidece, escoger entre ser solidarios o individualistas.
Ya son muchas las Navidades que cuando me siento a escribir el post de final de año no encuentro demasiadas fuerzas para mostrarme feliz, aunque durante ese tiempo lo haya sido. Ya ha pasado demasiado tiempo para que una inmensa mayoría de personas no puedan ser felices, no puedan trabajar, no tengan que emigrar a otros países, no lleguen a fin de mes para alimentar a sus hijos e hijas, no se persiga a los modos y formas en los que se da la cultura.
Ya ha transcurrido demasiado tiempo sin que nos atrevamos a cambiar este estado de cosas que afecta a una gran colectividad y que -también- cercena de manera inopinada nuestra esfera de pensamiento individual, al conmocionar nuestras decisiones con una lluvia de amenazas mediáticas y de resoluciones políticas que atacan a nuestras libertades y derechos.
Es en estos momentos donde la cultura y, por ende, la fotografía -como una forma de su expresión- deben redoblar esfuerzos para hacernos ver que aunque nos sintamos acorralados y amenazados, es en ellas en donde nos podemos hacer fuertes, pues no existe tiranía alguna que no la tema y la persiga.
Al final, les guste o no, es cuestión de tiempo pues no existe tirano alguno que se resista a su devenir y a su transcurso.
Foto: Daniel López El Cielo de Canarias