Fotografía contemporánea por Francisco González Fernández.

«Un sentido humanista»

Es el momento de tomar un descanso. De reparar las fatigas y de tomar cierta distancia con la agotadora lucha mental que nos impone la pandemia del Covid-19. Pero no quiero publicar unas simples palabras de justificación de mi ausencia temporal, sino hacerlo -también- dejando una reflexión momentánea sobre las cuestiones que me ha planteado la lectura reciente del artículo Democratitzem les mirades de Anna Surinyach, Fotoperiodista y editora de la revista 5W, publicado en el medio de comunicación Critic.

En su artículo se ponen de manifiesto algunas cuestiones que han sido motivo de reflexión en las últimas décadas de la historia del medio fotográfico desde la perspectiva del fotoperiodismo, tales como las de transmitir una visión homogénea del mundo o la de transmitir una mirada predominantemente masculinizada del mismo. Aún reconociendo que en muchos casos las imágenes del fotoperiodismo han servido para denunciar, remover conciencias y cambiar las cosas, se pregunta igualmente si  esas mismas imágenes también han creado una visión estereotipada del «otro».

Anna Surinyach concluye diciendo «la fotografía puede cambiar realmente como vemos las personas: el reto es trabajar para eliminar la saturación de imágenes repetitivas y buscar nuevas narrativas visuales que rompan estereotipos. Debemos pensar y buscar nuevas maneras de contar historias. Debemos evitar la mirada única. La fotografía se ha democratizado, sí, pero ahora tenemos que ir un paso más allá y democratizar las miradas«

No puedo estar en desacuerdo con las ideas y reflexiones expuestas pero -también- me parece oportuno ampliarlas, siquiera brevemente, en aras de profundizar en tales consideraciones, y -así- la primera cavilación que se me viene a la mente es la de ver expuestos muchos de los efectos  y no las causas que pueden provocar las cuestiones descritas. Parafraseando a Simón Marchán Fiz cuando hablaba del arte, es necesario que tengamos que entender que «la fotografía no evoluciona de un modo autónomo sino que se inscribe en un momento, en una realidad histórica más amplia, dentro de cuyo marco se comprenderá racional y dialécticamente».

Los nuevos estatutos del conocimiento en las sociedades occidentales se fundamentan en la informatización de la sociedad, en internet, en los medios de comunicación, en las redes sociales y en el predominio extenuante de un sistema de consumo de bienes y servicios, y es ahí dónde se dilucidan las nociones que podamos tener de la imagen fotográfica, pues pérdidos los criterios heredados del siglo XX (memoria y verdad) que otorgaban valor a la imagen fotográfica, en este siglo actual los discursos en los que se desenvuelven las estrategias fotográficas de hoy tienen que ver más con la comunicación o como ha dicho Joan Fontcuberta: el autor en realidad más que un fabricante de imágenes, lo que tiene que ser es un prescriptor de sentidos; es decir, insertar las imágenes en contextos significativos.

La obra fotográfica hoy se ha trasladado desde una concepción de representación de lo real ( tanto en su naturaleza física como ficcional ) hasta lo que podríamos definir como concepción de producción de lo real y de creación de la identidad.

No se trataría solamente de que tengamos que democratizar la mirada ante la ingente saturación de imágenes que se produce hoy en día, se trataría fundamentalmente de encontrar un nuevo territorio, un horizonte inédito en el que darle -a la mirada- un nuevo sentido, un sentido defensor del bien común,  respetuoso con la conservación de la naturaleza y del medio ambiente, alineado con la libertad y la solidaridad entre los seres humanos, se requeriría saber leer y escribir las imágenes, tener una conciencia universal y crítica, en definitiva, darle a la imagen fotográfica un auténtico sentido humanista.

Foto portada: A new land de Francisco González.