No creo que exista ningún motivo, tema o aspecto de la vida que quede ajeno o que no haya sido objeto de la fotografía. Su presencia es tal, que una manera de acotar, por reduccionismo, su carácter múltiple y escrutador de la realidad, nos ha llevado a aceptar, sin más, un término heredado de sus primeros pasos en la historia: género.
Nunca me han gustado las simplificaciones terminológicas como retrato, paisaje, naturaleza muerta, reportaje… como si la pluralidad de la vida o la multiplicidad de la experiencia humana pudiera reducirse a un simple vocablo.
No es la primera vez que declaro que, desde hace más de treinta años, mi relación con lo fotográfico es emocional. Siempre, y ahora más de modo virtual, expongo aquello que me sensibiliza de una u otra forma, y en esta ocasión no podía ser de otra manera.
Visage no es una obra que pertenezca a género alguno ni creo que David Terrazas, su autor, pretenda encasillarla en término alguno. A simple vista cualquiera podría decir que estamos ante una galería de retratos, pero una mirada más allá de lo meramente epidérmico de su obra, nos lleva a indagar las trazas de algo más profundo y complejo. Así, me ha parecido creer que el fotógrafo, en su afán de querer mostrarnos toda su experiencia y contacto con los personajes ha intentado convertirse en ellos mismos, como si tratara de provocar una fusión física y anímica con ellos que le permitiera, de ese modo, mostrar mejor a la persona fotografiada.
Su manera de construir la imagen a través de una visión frontal y carente de cualquier entorno, no persigue más que despreciar toda referencia o detalle extraño a la propia mirada y rostro del personaje, en un intento de descubrir y descifrar, con toda intensidad, los misterios vitales que atesoran todos y cada uno de ellos.
Visage se nos muestra como una obra sugerente y atractiva que nos permite bucear en el fondo del alma del ser humano, en definitiva, de nosotros mismos.
http://www.flickr.com/photos/davidenlarama/
http://www.behance.net/David_Terrazas
Francisco González
